You Think you know me... But you have no idea

lunes, noviembre 27, 2006

Amor, relaciones de pareja y sexo: Un mito de unidad.

Necesidades sociopolíticas antiguas, tradiciones religiosas y culturales occidentales, un concepto de fidelidad mal formulado y un modelo generado en una economía capitalista (con el control de la natalidad pisando los talones de una ideología que ya perdió su sentido original) produjeron un mito – heredado de generación en ‘degeneración’ – que nos dice que el amor, la relación de pareja y el sexo deben ir siempre unidos en sagrado matrimonio o en legal convivencia.

En el primer decenio del siglo XXI, nos encontramos varados (al menos en Latinoamérica y las sociedades anglosajonas) en una realidad antinómica a la que nuestros deseos más profundos y a veces inconcientes parecen querer llevarnos: vivimos en la búsqueda de una relación de pareja monogámica que contenga un único y privilegiado amor junto, al no menos importante, beneficio del sexo seguro. Un proyecto que, las estadísticas de divorcios y la visión más cotidiana de los matrimonios o concubinatos infelices nos lo muestran, fracasa sin freno posible y nos sumerge en una ‘malestar de la cultura’ (diría Freud) que nos histeriza a todos por igual (aquí los hombres – y al sexo masculino refiero – son histéricos, así es la sociedad posthistórica que Kojeve nos anunció).

Pienso que hay una realidad, por debajo del discurso permitido por el tabú, por lo prohibido (bien marca Foucault, en El Orden del Discurso, que no se nos está permitido hablar de sexo); realidad que daría cuenta de la falsa síntesis que del amor, el sexo y las relaciones de pareja hemos hecho.

La monogamia nació hace siglos, impuesta por jefes de tribus aún nómades, en búsqueda de un control de la natalidad que se hacía menester para la supervivencia en un momento preciso en donde la producción de alimentos no cubría las demandas poblacionales. Nació por una necesidad, se quedó por una comodidad, y se queda porque aún no hemos aprendido que conservar por conservar nos ha desterrado del bienestar de cambiar para evolucionar.

El amor debe estar unido al sexo y ambos unidos a una relación estable de pareja, ese es el discurso que nos vendieron los occidentales cuando arribaron a tierras americanas; en parte por el legado que traían de normas establecidas por la religión (sea catolicismo, sea judaísmo o alguna rama de estas) y en parte porque el control de la natalidad también en un mecanismo de conquista.

Quizás podríamos decir que el sexo está un poco más libre de esta ligazón, está soldado débilmente se podría decir. En principio porque la misma religión y el pudor social marcaron una regla de ‘no relaciones sexuales prematrimoniales’ que derivaron en un comercio de prostitución para los jóvenes ansiosos que no podían esperar tranquilos frente a semejante deshumanización de sus deseos; regla que no ha caído tan en desuso como los índices de maternidad infantil hacen creer. Luego, desde mediados del siglo XX, el ‘sexo seguro’ frente a la ola de E.T.S. (enfermedades de trasmisión sexual, en especial el S.I.D.A.) dio una falsa razón al modelo establecido que nos dice que el sexo es para las parejas estables. Pero, por más ahínco con el que se haya empeñado, ningún motivo pudo generalizar la exclusividad del sexo a las relaciones ‘serías’ o dentro de ellas; esto porque el amor al arte sexual, es de los deseos, el más irracional y el más puro a la vez, no creo que se deba a un instinto de lo que de animal tenemos, sino a un campo en que el ser humano aún no se ha dejado, por completo, dominar en aras de una socialización que no siempre normaliza como es conveniente; hay una resistencia en el sexo que aún no hemos dejado caer, hay un movimiento sexual que en las oscuridades permite al ser humano actuar libre de las miradas prejuiciosas; quizás el sexo es el único frente que la economía, la política, el pudor y la tecnología no han podido derrumbar (al menos lo han afectado, eso no lo discuto). Quizás aquí es donde radica el sabor tan especial de esa actividad, en la libertad que indefectiblemente conlleva.

Desplazando un poco el foco, viro para centrarme ahora en la dupla amor – relaciones de pareja. Supongo que para aislarnos de ese sabor tan amargo que trae la melancolía de las aventuras cuando se van, o del triste estado de inquietud que produce la soledad (o más bien la ausencia irremediable de compañía) surge esta ligazón tan fuerte y estrecha. La historia nos ha convencido de que si hay amor, debe terminar de seguro en una relación de pareja (con más o menos detalles); de que si hay una relación de pareja debe haber amor como elemento incondicionalmente constitutivo.

Me pregunto sobre el por qué de ésta cuestión. Creo que se puede amar a alguien sin necesariamente mantener una relación tildada de seria, porque también creo que el amor es algo serio aún cuando no se ha caratulado bajo un determinado tipo de relación de facto. Creo que se puede mantener una relación matrimonial (valga la analogía de la palabra para las relaciones de esa clase aún cuando no refieran al sacramento o la forma legal) en donde en vez de amor exista un común acuerdo armónico y redituable para ambos (o más si la censura no cuenta); y por qué no, también un acuerdo de libertad sexual... ya que el amor no se puede restringir a voluntad por ítems de racionalizaciones pactadas.

Claro está, que para que se den como universalizadas las situaciones del precedente párrafo debe a la par manifestarse un amplio cambio de ideología, que ni los gobiernos, ni la economía, ni la política permitirán de serles posible evitarlo. Mientras, aún nos queda, el libre albedrío que la naturaleza nos ha dado, pera manejar en nuestras vidas estas tres cosas, a ser el amor, el sexo y las relaciones de pareja, como componente sintéticos de una misma realidad o como accesorios electos de una singular humanidad.

Carlos José Gaite.

N. del A.: Escrito expresamente para colaborar con el blogspot/sassyout, con especial cariño a su creadora y al blogspot que tan buen material nos presenta siempre.

N. de la D.(ueña): Este es un artículo creado integramente por mi buen amigo Carlos, espero que les guste, notarán que es muy interesante!.

SASSY OUT!

viernes, noviembre 17, 2006

CONFIANZA CIEGA 100% GARANTIZADA... O LE DEVOLVEMOS SU DINERO.

De por sí es difícil confiar en un mecánico al cual le dejamos el auto para una reparación. No sabría decirte, no tengo auto, pero imagino que así sería. También es difícil creer que algo taaan rico como un postrecito ser de medio kilo, puede tener 0 calorías. En una relación, en la cual siempre es en gran parte una apuesta continua en la cual no sabemos si ganaremos y los porcentajes nunca están a favor, me rasco la cabeza y me pregunto: ¿La confianza es algo que debemos entregar fácilmente?.

Cuando empezamos una relación es muy complicado empezar a conocer a las personas, es complicado conocerse a uno mismo aunque estemos con nosotros mismos las 24 horas del día, peor aún conocer a otro ser humano con sus propias costumbres y personalidades alternas. Puede ser una aventura de lo mas intrigante, pero eso significa dejarse llevar por un mar de sensaciones, en su mayoría turbias y sin poder ver el prospecto a largo plazo.

Recibir a su vez significa dar, si queremos que alguien confíe en uno, tenemos que proyectar la misma sensación. Las complicaciones de no ser seres empaticos, el no poder escuchar lo que el otro piensa es de por sí muy complicado. A veces pienso que me gustaría tener un aparatito rosa con plumas negras que me permita, con el simple botón de “On” poder escuchar lo que los demás piensan, porque todos somos paranoicos y pensamos que siempre hay razones ocultas en las cosas.

La confianza es un producto, nosotros somos Sprayette, una vez que lo das, no podes pedir un reembolso. ¿Entonces que hacemos? Vendemos “Confianza defectuosa”, nunca entregando el 100%. Si te pones a pensar desconfiamos hasta de la confianza en sí. ¿Se puede ser mas complicado?. La respuesta es simple: No, pero eso no nos detiene de seguir tratando.

Seguramente estas esperando el momento en el cual te dejo un consejo sabio pero inútil a la vez, porque de seguro no confiás en mi, y te entiendo. Pero hoy no va a ser tan fácil. Pongámoslo de esta manera: Estas en un edificio de 3 pisos, tenés una de esas camas locas llenas de aire. Citando a Madonna “Are you ready to jump?” (¿Estás listo para saltar?). Dar la confianza es algo que tiene que salir de nosotros, con algunas personas puede que se de en cuestión de instantes, con otras, es un trabajo mas arduo.

Depende de la perspectiva y de cómo vemos a los demás, de cómo los demás confíen en nosotros y así se genera un circulo vicioso y desconfiado. En la vida todo es una apuesta, desde dejar el auto en un nuevo mecánicos, pasando por flanes con gusto a pan viejo y saltar al vacío. Pero lee atentamente esto:

"Para poder confiar plenamente, no tenes que pensar en lo que estas perdiendo, sino pensar en lo que podes ganar"